2022
6.636 m2
Residencial público
Rehabilitación
Calle Víctor de la Serna,
Madrid, España
Edu Martín
La rehabilitación del Colegio Mayor Somosierra afronta con rotundidad el máximo rendimiento de los espacios disponibles sobre una estructura existente a rehabilitar. En ese contexto, el proyecto es una conquista sin cortapisas de los espacios exteriores disponibles y de una estrategia de apilamiento de usos.
Los exteriores se conquistan en dos vertientes distintas, pero igualmente trascendentales. Primero en la adaptación de los niveles de la rasante del terreno que rodea el edificio. Se proporciona una continuidad ininterrumpida entre el interior y el exterior transformando un semisótano lúgubre en una nueva planta baja, cuyos espacios se despliegan hacia patios exteriores llenos de vida vegetal. Este diseño
no solo maximiza el espacio utilizable, sino que también invita a la luz natural, creando una convergencia entre estructura y entorno que se traslada al usuario favoreciendo la salud y el bienestar, así como la inclusividad, ya que todos los citados espacios son accesibles.
En una segunda vertiente, se reconquistan las cubiertas de los tres volúmenes edificatorios transformándolas en lugares de esparcimiento y relación. En el primer volumen se encuentra una piscina que disfruta de luz solar durante todo el día en la época estival. El volumen central se remata con la incorporación de una gran pérgola fotovoltaica, que proporciona sombra a la extensa cubierta plana desde la que se pueden admirar vistas panorámicas de la ciudad de Madrid. La última cubierta se convierte en un huerto urbano que mantienen los usuarios, enriquecido con zonas estanciales que fomentando la convivencia en la dorada época universitaria.
La configuración geométrica de esta zona integra el trazado de las instalaciones de ventilación de las estancias de ese bloque edificatorio en una solución innovadora de tratar la presencia de equipos en cubierta.
La superposición de usos es un concepto que se repite en este diseño: se resuelve la necesidad de un aparcamiento, reemplazando una antigua pista de tenis por una pista de pádel que parece levitar, con cierto alarde constructivo y estructural, para alojar un nuevo espacio de estacionamiento mediante una puesta en obra de alto desempeño.
Un nuevo apilamiento se presenta con la piscina en la cubierta, situada sobre una nueva planta técnica que alberga las nuevas instalaciones del edificio. Se ejemplifica de nuevo este concepto en la citada instalación fotovoltaica que se levanta del plano del suelo para generar sombra y uso habitable de esparcimiento en lo que habitualmente sería una cubierta técnica con acceso restringido.
Este proyecto es una celebración de lo que la arquitectura puede conseguir: un equilibrio entre estética y utilidad, un diálogo constante entre el espacio y sus ocupantes. Una integración radical de instalaciones y usos que ha explorando todas las posibilidades. Una promesa de lo que puede lograrse cuando la innovación desafía los límites convencionales del diseño.
La singularidad del diseño desde una disposición abierta ha supuesto una disrupción en un barrio consolidado con nula renovación edificatoria. Un soplo de aire fresco que favorece el relance económico del pequeño comercio y de la restauración local. La apuesta por la eficiencia energética y el carácter sostenible de la intervención, avalado con la certificación VERDE, ha contribuido a una impacto medioambiental reducido con beneficios sociales a todos los niveles.